Los controladores aéreos abandonaron ayer sus puestos de trabajo masivamente a partir de las cinco de la tarde. Por la noche todos los centros de control españoles estaban inoperativos menos el de Sevilla, en un conflicto sin precedentes.


La huelga encubierta es una vergüenza: el problema de los controladores aéreos es que son pocos y muy necesarios. Si coordinan “sus bajas médicas”, a los que afectan son a los usuarios, que no tienen la culpa del rifirrafe entre el sector y el gobierno. Cientos de personas se han quedado sin su esperado viaje, sin volver a su casa, sin ver a su familia… verdaderamente lamentable. ¡Y encima estamos en manos de los militares!
A ver si va a ser verdad eso de: ¡esto con Franco no pasaría!
Parece ser que el Caudillo no ha muerto.
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